martes, 11 de enero de 2011

No es de caramelo.

Ella se come todas las piedras. No literalmente, pero lo hace. Deja que aquellas pequeñas molestias pasen empujadas a razón del silencio por su garganta, hasta depositarse en lo mas profundo de si y desintegrarse, o un intento de eso. No parece ser un proceso de lo mas placentero, ni acercarse a ello, pero le simplifica. Es mas fácil tragarse una pequeña piedrita , que enfrentarse a ella y correr el riesgo de que al hacerlo, crezca y pase a ser una gran roca imposible de digerir o peor aun, que sea incapaz de llevársela a la boca. Parece razonable y lógico lo que ella hace, pero no sale ilesa en su intento. Comerse una piedra no es como comerse un caramelo, ella asegura, no es ni tan delicioso ni tan fácil de tragar, lleva su tiempo. Su cuerpo, esa parte en donde deja que las piedras se depositen en la sombra hasta perderse, reclama de vez en cuando un poco de paz, un respiro, un caramelo.

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